CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES

Exploración geológica en Chile: una científica patagónica en los canales magallánicos

Maisa Tunik, investigadora del CONICET, formó parte de una expedición internacional que exploró el sur de Chile con el objetivo de comprender cómo se formaron terrenos al margen del antiguo supercontinente Gondwana.


Exploración geológica en los canales magallánicos. Foto: Maisa Tunik.
Exploración geológica en los canales magallánicos. Foto: Maisa Tunik.
Exploración geológica en los canales magallánicos. Foto: Maisa Tunik.
Exploración geológica en los canales magallánicos. Foto: Maisa Tunik.
Exploración geológica en los canales magallánicos. Foto: Maisa Tunik.
Exploración geológica en los canales magallánicos. Foto: Maisa Tunik.
Exploración geológica en los canales magallánicos. Foto: Maisa Tunik.
Exploración geológica en los canales magallánicos. Foto: Maisa Tunik.

Durante 16 días, un equipo multidisciplinario de geólogos, estudiantes, tesistas e investigadores recorrieron los remotos canales del sur de Chile a bordo de la lancha motor Huracán. El destino: el Archipiélago Madre de Dios, un rincón inhóspito y majestuoso del Pacífico sur, donde afloran rocas que guardan secretos de hace aproximadamente entre 300 y 200 millones de años. Además, Maisa Tunik científica del CONICET en el Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología (IIPG, CONICET-UNRN) y docente de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN), participó como invitada por su amplia experiencia en petrografía de rocas sedimentarias, particularmente en calizas.

"La expedición forma parte del Proyecto Exploración, financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), Chile, que fue posible gracias a fondos del concurso ‘Acceso a Embarcaciones Para Investigación Científica 2024’. La misma estuvo dirigida por Francisco Hervé, profesor de la Universidad Andrés Bello y guiada por el doctor Mauricio Calderón de la Universidad del Desarrollo. El objetivo principal fue el de estudiar antiguas asociaciones de rocas marinas para comprender cómo se formaron los terrenos que hoy conforman el extremo sur de América", explica Tunik.

¿Del fondo del océano a formar un continente?

Uno de los grandes interrogantes que busca resolver este proyecto es si las rocas que afloran en islas como Madre de Dios y Duque de York se originaron en un antiguo océano Pacífico y luego se adosaron al supercontinente Gondwana, o si, por el contrario, se formaron en cuencas marginales cercanas al continente.

Para responder a esta pregunta, el equipo realizó estudios de paleomagnetismo, análisis isotópicos, observaciones estructurales en el campo y dataciones con circones —mineral muy conocido que por su belleza y colores—. También se recolectaron muestras para el análisis petrográfico y la identificación de microfósiles, claves para reconstruir los ambientes marinos del pasado.

Los trabajos se centraron cerca de Mina Guarello, la mina de calizas más austral del mundo, ubicada en un área de difícil acceso donde las condiciones climáticas extremas desafían tanto a investigadores como a la tecnología.

"La expedición reunió a científicos de distintas instituciones y países. Participaron investigadores de Chile, Argentina, Brasil, España y Alemania. El equipo también estuvo integrado por estudiantes de doctorado, jóvenes geólogos y especialistas con décadas de experiencia en el estudio de las formaciones geológicas del hemisferio sur. La campaña contó además con el apoyo de una tripulación especializada, clave para navegar en uno de los entornos más remotos y agrestes del planeta", indica la geóloga.

Más que rocas: pistas del pasado para entender el futuro

Aunque pueda parecer una empresa puramente académica, los resultados de esta investigación tienen aplicaciones prácticas. Comprender cómo se formaron los márgenes de Gondwana entre el Paleozoico tardío y el Triásico permite mejorar los modelos geológicos globales, fundamentales para la exploración de recursos minerales estratégicos.

En tiempos donde la búsqueda de minerales críticos se vuelve cada vez más importante, estudiar el pasado profundo de la Tierra permite proyectar un futuro más sustentable. Y lo que aflora en el fin del mundo, puede ser clave para descifrar la historia geológica del planeta.

Por Nahuel Aldir – Área de Comunicación del Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología (IIPG, CONICET-UNRN).